La sangre con el sabor a oxido de las entrañas simples de tu cuerpo yaciente sobre la oscuridad de mi mirada, no existe noche completa de soledad ni soledad carcelera; el vuelo es siempre una opción importante, con jeringa o sin ella, la vida tiene tanto de la nada que parece a veces ser más importante que la propia muerte y el final inesperado de las letras, las miradas, la respiración y todos esos síntomas innegables de una vida forzada a deambular por inercia y sin sentir nada…
Todo el tiempo que pensé en nadie sino en ti, todo el tiempo que acaricié tu boca con mi boca en medio del silencio profundo de las madrugadas austeras, delirantes y obsesivas, con deseos de muerte y otras adicciones incurables floreciendo entre mis dedos y tu piel.
Ahora debo dejar de reunir los minutos y volver, salir de este infierno de estrellas calcinadas… debo escapar de este lugar…
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